Harmony Korine escribío el guión de Kids cuando era adolescente y se convirtió en un “indie hero”, y Kids en una película de culto si hubo alguna. Tratando el tema del sida, las drogas y el “letting loose” de los adolescentes niuyorkinos, nos demostró una sensiblidad americana de gran interés.
Ya luego quizo dirigir sus guiones y realizó Gummo, Julien Donkey Boy, Mister Lonely y mas reciente Trash Humpers, un largo grabado en VHS y editado de VHS a VHS.
Hay dos tipos de personas en el mundo: los que conocen y gustan del cine de Korine y los que no. Yo soy de los primeros. Admito que derivo placer de su cine puerco, feo y amercicanísmio. Gummo es una obra maestra del redneck cinema y el cine de asco, una especie de pornonografía de la pobreza que se ha realizado más eficientemente en filmes como Winter’s Bone (2010), pero jamás de manera tan particular y personal como en Gummo.
Trash Humpers es su propuesta más inaccesible e imposible. Es tan fea, episódica, random e imbécil que solo podría recomendarse a fanáticos del cine de Korine o del cine indie “no budget” y personas inclinadas a la disciplina masoquista. Es una película inolvidable por ser única y aunque los pocos que la han visto la consideran insoportable, yo la veo con otros ojos. Pienso que es una celebración del pobre, bruto y “unapologetic”. Su estética VHS, nos da un aire de nostalgia y surrealismo y al final si sobrevives sus ochenta minutos de aburrimiento apestoso (¿cuál es el problema con estar aburridos, anyways?), tendrás la recompensa de una experiencia distinta y horas de conversación.
Recientemente , Korine publicó su más reciente trabajo, un cortometraje llamado Bring Me My Machine Gun (incluimos el enlace para que lo vea de forma gratuita). Este corto continúa los temas de Trash… pero con una estética más “comercial” (o sea, más “crisp” y bonita).
Tengo que admitir que aunque me interesan sus inquietudes de explorar la cultura gangsteril y ridiculizarlos para hacerlos indefensos, este corto de quince minutos solo tiene a sus dos protagonistas (los integrantes de Die Antwoord) en full costume y silla de ruedas gritando improperios, disparando balas locas y “raising hell” en suburbia. Como experimento surreal y parodia del gangster de los 90’s podemos encontrar cierto placer en lo ridículo. Sin embargo, este corto me decepcionó de la misma manera que me decepcionó Mister Lonely: tiene su fotografía más aceptable, su edición más pensada y aún así perdemos la autoría de Korine en su ensayada belleza.
Si no conoces el trabajo de Harmony y no eres partidario de la celebración de lo asqueroso, HAZME CASO, no veas Bring me my machine gun. Para el resto, saca 15 minutos y continúa siguiendo la carrera de este loco. Es de los pocos que quedan con un par de cojones bien puestos haciendo cine gringo. Y le importa una puñeta lo que tú pienses de él. Búscate alguna entrevista suya en Youtube y aprende a odiarlo.
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